No perdamos la orientación real en nuestra vida. Las insignificancias muchas veces nos desvían y distraen del verdadero paisaje, de las grandes cosas que Dios tiene para nosotros, démosle a Él, el lugar que merece.
"¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!" Eclesiastés 9:7
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