miércoles, 24 de enero de 2018

Humildad y caridad como el ciervo

La caridad propicia  el sostenernos mutuamente, soportando nuestras cargas y compartiéndolas con los demás para hacerlas más livianas implica ayudarnos mutuamente. Cuando el siervo  atraviesa un rio, cada uno pone sobre el dorso la cabeza de aquel que le sigue, mientras su cabeza descansa sobre quien lo precede. Así, soportando y ayudándose los unos a los otros, pueden atravesar con seguridad anchos ríos hasta alcanzar juntos la orilla. 


"Señor, mi Dios, escucha mi plegaria. Juzga con compasión mi deseo, que no mira solo a mí mismo, sino también al bien de mi prójimo".



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