Hoy en día, Jesús está presente en cada eventualidad, en cada circunstancia de nuestra vida para ayudarnos. Él no lo llamó para que fuera un aprisionado. Él lo llamó para que pudiera alcanzar lo inalcanzable en el nombre del Señor Jesucristo. El Señor no nos llamó a su Reino para que seamos uno más del montón. Él nos llamó para que hagamos la diferencia, para la honra y la gloria de su santo nombre. El Señor nos llamó para hacer algo nuevo, para restaurarnos y bendecirnos, a fin de dar a conocer el potencial que hay en nosotros.
"Confíen en Jesús perpetuamente, porque en Jesús , el Señor, está la fortaleza eterna- Isaías 26,4"
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