Delante de Dios no podemos procurar “venderle una imagen”, tratar de que vea que en verdad somos compasivos. El Señor se complace con la sinceridad y la transparencia de nuestro corazón.
¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre! 1 Crónicas 16:34
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