Dios nos redime de la perdición y desea que jamás regresemos a esa vida cautiva. Cuan lamentable es que después de recibir y conocer el maravilloso amor del Padre, anhelemos volver a la vida antigua donde estábamos hundidos en el pecado y no teníamos paz.
"El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre"
1 Juan 2:17
No hay comentarios.:
Publicar un comentario