Dios nos dice: “Si quieres oír mi voz, enciérrate en el lugar secreto de oración. Ora a en lo secreto y yo te recompensaré”. La rutina, aspiraciones indebidas, codicias y ansiedades ahogan la voz de Dios. Jesús nos dejó una advertencia acerca de llegar a estar demasiado ocupados para detenernos y escuchar su voz.
"Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!"Santiago 4:8
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