En realidad, sin fe es inadmisible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que rinde homenaje a quienes lo buscan.
Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se animan con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su protección.
"Dios se encarga de todo, pero necesita usar tus manos"
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