Soñé que la muerte me visitaba noche y
que se abrían las puertas de los cielos.
Amablemente un ángel me condujo al interior.
Y allí, para mi asombro, estaban algunas
personas que conocí en la tierra:
aquellos que yo había juzgado
como incapaces o de poco valor.
Palabras de indignación llegaron hasta mis labios,
pero jamás las dejé salir;
porque todos esos rostros estaban llenos de asombro…
¡Nadie esperaba que yo estuviera allí!
"Cuando dije, mi pie resbala, tu misericordia, oh Señor, me sostuvo-Salmos 94:18"
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