Nuestra vida no debe ser una vida de inquietudes y turbaciones, sino vida de fe gozosa y despejada. Nuestro Padre celestial proveerá las necesidades de sus propios hijos, y sabe lo que necesitamos antes de que lo pidamos.
"Él restaura mi alma; él me guía por senderos de justicia por amor de su nombre-Salmos 23:3"
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