Jesús aquí nos tienes, nos sentimos abrumados por el dolor de nuestros pecados. Dígnate a purificar nuestros corazones, ven y quédate con nosotros, enséñanos la verdad de tu evangelio y la misión de nuestra vida, a fin que podamos ser apóstoles eficaces en tu reino entre los hombres.
“Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y el favor divino en el momento preciso Hebreos 4, 16”
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