Padre, me encomiendo, espero y te sirvo con sinceridad, porque sé que me vas a librar de toda trampa y acusación injusta que me quieran hacer. Tú me das protección y libertad aunque me quieran hacer daño, lo creo y recibo en el nombre de Jesús.
¡Amén!
"No me encerraste en la mano del enemigo; pusiste mis pies en una habitación grande-Salmos 31:8"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario